viernes, 5 de diciembre de 2014

Notas históricas: Egill Skallagrímsson

Extracto de un manuscrito sin publicar de Heinrich E. Hofes, Catedrático de Estudios Indoeuropeos de la Friedrich-Wilhelms Universität (actualmente Universidad Humboldt de Berlín), hallado en 1944, cerca de su lecho de muerte.


En cuanto a la pregunta, "¿por qué un gorro?", la respuesta es fácil: se trata de un objeto de desarrollo circular, que se puede portar colocado en el cuerpo. De cualquier bachiller en Historia es sabido que los antiguos guerreros germánicos eran dados a agasajar a sus sirvientes con las armas y los artefactos ganados en batalla, y que esta costumbre era una de las bases de la sociedad germánica; llegándose a medir la valía de reyes y nobles en función de su prodigalidad material para con sus vasallos.

Se daban piezas de armamento y armadura como muestra de la confianza y de la preocupación por la seguridad de los guerreros, y éstos eran recibidos de buen grado, pero de especial valor ceremonial en estas entregas eran cinturones, anillos, brazaletes y argollas. Todos estos objetos tienen en común su estructura circular, que los hacía evocadores de la concepción cíclica del tiempo; tan apreciada por las civilizaciones precristianas. En este sentido, este tipo de ornamentos se tornaban en talismanes que simbolizaban el futuro retorno en un nuevo ciclo vital; y gorros, cascos y escudos no eran ajenos a este tipo de consideraciones.

Fueron varios los guerreros normandos en cuyas cabezas posó el Gorro, abandonando a unos antes que a otros. De todos ellos, el último y más notable fue sin duda el guerrero y poeta islandés, Egill Skallagrímsson. Egill, a quien todos los códices ilustrados sobre sus hazañas (y las de sus muchos y famosos enemigos) representan tocado con una prenda de cabeza, vivió durante la mayor parte del s. X; y pasó la mayor parte de su vida perseguido por el rey de Noruega, Eirik Haraldsson, y su esposa Gunnhild. La relevancia del Gorro en los sucesos de este segmento de la Historia de Escandinavia se hace manifiesta cuando Eirik envía a varios de sus más leales guerreros, entre ellos su primogénito Röngvaldr, a buscar y dar muerte a Egill. Röngvaldr no sobrevivió por mucho tiempo al encuentro con Egill: herido de muerte, sólo logró dar a su padre el odiado gorro por el que su enemigo era reconocido en todas partes, arrebatado durante la encarnizada batalla que le mató un día después.

No sabemos si Eirik era consciente o no del valor real del tocado, pero Egill, enfurecido por su pérdida, plantó un gran poste de madera grabado con runas (arte en el que Egill era un reconocido maestro), en el que empaló una cabeza de caballo mirando en dirección al castillo de los reyes; tras lo cual pronunció una larga maldición conminando a los espíritus de los difuntos y de la tierra, y a la tierra en sí misma, a rebelarse y vagar sin rumbo hasta que el Gorro volviese a él, o los reyes fueran destronados.

Quiso el destino que sucediese más bien lo segundo que lo primero, cuando Haakon, hermanastro por parte de padre de Eirik, marchó contra este en venganza por el asesinato de su padre, desterrándoles a él y a su esposa Gunnhild. Con el Gorro todavía en su posesión, Eirik huyó con su esposa a Northumbria en el norte de Inglaterra, donde se convirtieron en los últimos monarcas independientes de este reino. Pero no todo estaba arreglado: Egill no había recuperado el Gorro, y no tardó en hacerse a la mar, listo para desafiar a sus viejos rivales en su nuevo reino... hasta que naufragó ante las costas inglesas. Las tropas de Eirik no tardaron en apresarle y conducirle ante el monarca, que le sentenció a morir al día siguiente. Egill fue arrojado a una celda estrecha y oscura, despojado de todas sus pertenencias. Salvo una, y es que el rey, tomado de la euforia por su inminente victoria, devolvió el Gorro a su anterior dueño; presumiblemente con el fin de que éste fuera bien reconocible en la hora de su ejecución.

Egill, reunido de nuevo con el Gorro, no perdió tiempo y procedió a componer durante toda la noche, en su mente, la Höfuðlausn ("Precio de una Cabeza"); obra pionera de la poesía escandinava, con uno de los primeros usos de rima a final de verso en dicha tradición literaria. Cuando Egill fue de nuevo llevado ante Eirik y Gunnhild, recitó su obra: un largo poema en celebración del rey y la reina, de su valor en la guerra, de su benevolencia ante los súbditos y su justicia magnánima. Eirik, todavía no sabemos si genuinamente conmovido por el poema o viendo la posibilidad de acrecentar la lealtad de sus vasallos con un acto de misericordia, perdonó allí mismo a Egill; declarándole libre de la pena de muerte y de cualquier persecución futura.

Egill todavía molestaría un poco más a los antiguos reyes noruegos, luchando en favor de Æthelstan, pretendiente sajón al trono de Northumbria; para después volver a la granja de su familia en Islandia, donde se asentó por el resto de su larga vida. Continuó una carrera poética que le convirtió en el bardo más famoso de su tiempo, y su poder guerrero y político crecieron enormemente. Sabemos que poco antes de morir enterró el Gorro junto con sus armas y una cantidad indeterminada de plata, pero el sirviente que le asistió en esta tarea fue asesinado, y el lugar de este escondite se encontró vacío a las pocas décadas del cambio de siglo.

La historia del Gorro y su paso por las manos de Egill, infames en violencia pero legendarias en genio creador, me hacen reflexionar sobre mi propia búsqueda del artefacto: largos años me he considerado como aquél que busca el Gorro, pero ahora creo que es el Gorro el que me perseguirá a mí, en sueño o en vigilia, hasta la tumba."


Sigue aquí una nota al pie de Virtudes Romero, cronista de Panjin Productions

Aunque conocemos muy poco sobre su figura, y todos los escritos suyos que se han podido rescatar resultan bastante crípticos y confusos, poca duda cabe hoy de que el gorro al que incansablemente estuvo siguiendo la pisa Herr Professor Hofes es el ya perdido Gorro Mágico de Panjin, como él lo llama, por el cual creó la tradición de que (...)

Una última cuestión. A pesar de haber buscado entre todos los libros y apuntes del profesor que sobrevivieron a la guerra, aún no he conseguido encontrar la fuente original de la que extrajo esta historia. Es posible que ese documento se perdiera también, pero en caso de tener acceso a él seguro que podríamos obtener mayor información acerca de otros acontecimientos remotos entretejidos en torno al destino de este Gorro, y quizás incluso podríamos llegar a atisbar su origen. Más no puede decirse acerca de este asunto.

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